miércoles, 29 de agosto de 2007

Insolita forma de viajar

Cuando regrese a clases después de mis vacaciones de verano, la maestra nos empezó a cuestionar acerca de nuestras vacaciones, las respuesta iban desde disneyland hasta el D.F. Todas me sonaban dignas de unas buenas vacaciones de verano. Después de haber escuchado todas las historias de mis compañeros (incluyendo la mía)

¿A donde fue usted maestra? - pregunte

Su respuesta no estableció una ciudad, y así empezó a relatar nos su historia.

Después de haber escuchado más de 30 minutos de su relato nos encontrábamos asombrados y muchos de nosotros espantados.

¿Como era posible vivir en un pueblo azotado por el calor?
Mi mente no comprendía como la maestra fue dar a un lugar como ese.

Al seguir escuchando el relato, trataba de imaginar lo marginado del lugar.

¿Por qué el gobierno no hacía nada contra el tal cacique?
Pero lo que más me intrigaba era él como la maestra contaba una situación tan deprimente con tanta emoción y sin rastro de tristeza.
O ¿acaso el cacique era su pariente? En ese momento mi mente se formulaba una serie de preguntas e hipótesis que me oprimían.

Al término del relato
¿Como se llama ese lugar? Pregunto un compañero junto a mí

Comala- respondió la maestra sin especificar más datos geográficos.

Después de ese día pase semanas tratando de ubicar tal lugar, pero cada día era más duro el dormir sin respuestas. Semanas después me decidí a preguntar a mi padre sobre Cómala

¿Conoces Cómala papá? - Pregunte con un tono de indiferencia tratando de ocultar mi ansiedad

Si - respondió mi papá con una ligera sonrisa

Le pregunte si podíamos visitarla el fin de semana

Si tu quieres - respondió con un gesto conde cedente

¿Cuanto hacemos de viaje? Volví a preguntar

Pues.... realmente es relativo. No puedo decirte una cantidad exacta - me dijo mi papá

La respuesta me sorprendió ¿acaso hay varias carreteras?

Eso me desconcertó ¿Como un lugar tan marginado puede tener tantos accesos?

Al día siguiente, al llegar a comer me encontré con un pequeño paquete sobre la mesa

¿Habría comprado boletos de avión mi papá? ¿Cómala estaría en el extranjero? ¿Por qué sería tan conocida estando tan marginada? ¿O para que serviría ese paquete que asemejaba nuestros pasaportes? Después de ese momento empecé a dudar del relato de la maestra.

Tal vez se trato de una parte de un ejercicio didáctico

La idea me tranquilizaba pero a la vez me entristecía.

¡¡¡ Dos semanas pensando en algo inexistente!!!

Pero después de mi momento de furia me pregunte

Pero si se trataba de una actividad didáctica ¿Por qué mi papá me también la conocía?
¿O tal vez es de esas cosas que se preguntan por generaciones? Sí, eso debe ser, por eso mi papá me respondió con una leve sonrisa

Durante la comida la conversación fue variada, un poco de esto un poco de aquello, un poco de todo, todo menos Cómala. Me daba pena preguntar.

Mi papá interpreto mi silencio
¿Que has pensado de nuestro fin de semana? - pregunto

Pues... mmmm - respondí con miedo de exhibir mis deficiencias de conocimientos

Nada más se menciono del tema. Al levantarnos de la mesa y después de haberla limpiado mi papá me entrego el pequeño paquete que tanto me había intrigado.

Toma, es el itinerario para el fin de semana

Gracias- respondí con una mueca. Corrí hasta mi cuarto con la sola intención de descubrir aquello que había sido mi más grande duda durante las últimas semanas.
Con rapidez y agitación abrí el papel que cubría al pequeño paquete.
¡¡¡Que es esto!!! ¡¡¡Como una biografía de ese maldito!!!
¡¡¡Pedro Páramo!!!

Con una ola de rabia abrí la pequeña edición titulada con el nombre del cacique.
Creo que ese fue el momento en el que creo haber encontrado la parte que sabía que me faltaba y nunca había tratado de buscar.

Una novela. Una historia. Cómala. ¿Que tenia eso de especial? ¿Que tenía que ver eso con nuestro viaje? Eran casi las ocho de la noche y seguía pegado a ese pequeño ejemplar de papel. ¿Era posible lo que estaba pensando? ¿A caso se podía viajar a través de un montón de letras, comas y acentos? Mi mundo estaba pies de cabeza pero entre más leía, más sentido le encontraba a todo eso. No pude dormir ese día, la lectura me atrapo. No basto leerlo una vez, tenía tanto por entender, tanto por viajar, tanto por imaginar. Era imposible parar mis pensamientos. Pero finalmente el sueño llego cerca de las 5 de la mañana.

Ya es hora, son las seis y media. Se te va a hacer tarde. - Me decía mi padre con una mirada de complicidad al verme recostado en la cama con la mano estirada sosteniendo el pequeño libro. Al despertar asimile lo pasado la noche anterior. En ese momento no pensaba, sentía.

Creo que al final de todo, aprendí a viajar con un pasaporte sin problemas de fronteras y lleno horas de viaje.




David

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso Post..